jueves, 2 de diciembre de 2010

La Ciudad del Placer Pt.1


Es Mayo del 68 en Paris.
El mundo está separado en dos colores, dos caras de la misma moneda. Sofocan al llamado proletariado que sigue queriendo revivir el fantasma de Marx. El Estado de Bienestar surge por un lado y la Burocracia Soviética parece omnipotente, ambas surgen de las cenizas dejadas por la guerra y el Holoca
usto. La 2da Guerra Mundial se ha dejado atrás, pero los enfants terribles de la universidades y la élite ilustrada del momento creen que igual lo que se está viviendo a nivel global es una (no)vida.
"La imaginación al Poder"







"La verdadera universidad está en la calle"
Guy Debord y un grupo de gente llamado la Internacional Situacionista, estaba detrás de estas frases de protestas. Estos fueron sus quince minutos de fama tal como lo catalogaría Warhol. Este grupo se desintegró poco felizmente meses después del regreso de los bulevares a los salones de clase.
Pero Debord, su esposa y señores como Pinot Gallizio, Asger Jon, Constant Nieuwenhuys, Gianfranco Sanguinetti, entre otros, no eran estudiantes. Provenían casi en su totalidad de las acabadas Internacional Letrista y la Bauhaus Imaginista (IMIB). Unos 11 años antes se habían fusionado en sociedad en Cosio d’Arroscia, haciéndose realmente internacional luego con una base principal en Paris y sedes secundarias en los ex países de la COBRA.
Este grupo auto-nombrado, tenían en su mayoría antecedentes surrealistas y dadaístas, opositores de corrientes de pensamiento racional y recurrían al descubrimiento de un nuevo significado de las cosas. Y obviamente, tenían un tinte político que podrían descubrir fácilmente por mis frases anteriores.
Debord estuvo dedicado a un libro y una película del mismo; llamado La Sociedad del Espectáculo, éste desarrolla la teoría de que la sociedad moderna está estructurada en base de imágenes y representaciones de lo que se supone que es la vida misma.
“Toda la vida de las sociedades en las que dominan las condiciones modernas de la producción se presentan como una acumulación de espectáculos. Todo lo que era vivido directamente se aparta en una representación.”


Esto conlleva a la banalización. De la vida misma con la clara representación de lo que debiera ser. A la banalización del tiempo libre, del transporte y por último pero no menos importante, del objeto arquitectónico.
La vida queda desfigurada y atrapada en la publicidad, provocadora y consecuencia del consumismo creciente. Consumismo fracturado, la vida perfecta sólo se puede comer en varios platos; el tiempo libre sólo se consume viajando, estos viajes transforman y banalizan a su vez al transporte que queda sujeto a un espectáculo. La ciudad queda reducida al espectáculo del automóvil en las autopistas que organizan y rompen el tejido urbano tradicional. El puro y duro funcionalismo de Le Corbu en la Máquina de Habitar.
“Una enfermedad mental ha invadido el planeta: la banalización. Todo el mundo está hipnotizado por la producción y el confort -desagüe, ascensor, baño, lavadora.”
Esto cambia toda la percepción de la ciudad. La ciudad se percibe como una serie de cuadros en movimientos, como un exterior completamente fragmentado. Una interpretación de lo que significa un techo, una estandarización de una forma de vida, una excusa de la construcción, pura practicidad. Como un mundo de oposiciones.
“La circulación es la organización del aislamiento. Por ello constituye el problema dominante de las ciudades modernas. Es lo contrario del encuentro, la absorción de las energías disponibles para el encuentro o para cualquier tipo de participación. La participación que se ha hecho imposible se compensa en el espectáculo. El espectáculo se manifiesta en el hábitat y en el desplazamiento (standard de alojamiento y vehículos personales).”
Es aquí donde nos interesa quedarnos un poco más.
Los situacionistas apuntan que el urbanismo no existe en la sociedad moderna. Que el verdadero urbanismo es ese que conlleva a la felicidad no a la utilización. Por ello creen en la instauración de un nuevo urbanismo unitario como sistema de pensamiento. Ese que desarrolla conjuntamente todas las artes y tecnologías en la planificación, preservando la integridad intelectual del individuo al tener un urbanismo que se ocupa de cada aspecto del habitar y sus experiencias.







Un urbanismo que lleva a una arquitectura lúdica, que imagina.

“ No prolongaremos las civilizaciones mecánicas y la fría arquitectura cuya meta es el ocio aburrido.
Nos proponemos inventar nuevos escenarios móviles. (...)
La arquitectura es el medio más simple de articular el tiempo y el espacio, de modular la realidad, de engendrar sueños. No se trata solamente de la articulación y la modulación plásticas, expresión de una belleza pasajera, sino de una modulación influencial que se inscribe en la curva eterna de los deseos humanos y del progreso en su realización.
La arquitectura de mañana será un medio para modificar las condiciones actuales de tiempo y de espacio. Un medio de conocimiento y un medio de acción.
El complejo arquitectónico será modificable. Su aspecto cambiará parcial o totalmente siguiendo la voluntad de sus habitantes. (...)”
Por ello, el situacionista deriva. Es el primer paso (y el único que dieron en 12 años) para modificar experimentalmente su entorno urbano. La idea básica es el perderse en la ciudad, deambular por sus espacios dejando que estos hablen, imaginándolos, yendo al imaginario folklorico, yendo al pasado y unir estos instantes con el futuro agonizante.



Estas imágenes y percepciones se podrían condensar en momentos como los llamaría Lefebvre. Pero esto es sólo un instante efímero. La única forma de realmente estructurar esta fracción de la temporalidad es conjugándolo con el lugar. Aquí llaman al concepto de Sartre de la “situación”. Este fragmento de viaje al pasado se convierte en una revolución en la vida cotidiana individual. Una articulación de los lugares y espacios en una ciudad.


“Hasta ahora, los filósofos y los artistas no han hecho más que interpretar las situaciones; de lo que se trata en adelante es de transformarlas. En la medida en que el hombre [y la mujer] es producto de las situaciones que atraviesa, lo importante es precisamente crear situaciones humanas.”

Esto convierte a la ciudad no en un conjunto de espectáculos, sino en un conjunto de situaciones, de vivencias puramente humanas, verdaderas que conjugan al tiempo, inevitable, con un espacio, con un punto concreto de la ciudad que a su vez está dentro del individuo.
Esto conllevó a años de estudio del señor Constant en su ciudad llamada New Babylon donde las autopistas tomaban lo que restaba de la ciudad, mientras esta huía a las alturas donde sobre terrazas, plataformas, techos, agujeros y soportes el urbanista creaba diariamente escenarios para derivar, como un laberinto, como un juego.

Pero más interesantes, tal vez, que esa Nueva Babilonia es la teoría misma. El ver a la ciudad como algo concreto y a la vez imaginado, condensado en pequeños espacios temporales, es algo principal en la conceptualización de varios arquitectos contemporáneos. Y creo que debería ser de la arquitectura misma como definición.
La arquitectura que supera el funcionalismo y acompaña al urbanismo en crear lugares propicios a disparar situaciones individuales en el habitar. En conseguir el lugar perfecto para la situación perfecta.
Ya verán a que me refiero. Les dejo esta cita que seguramente deja entrever la segunda parte de esta reflexión situacionista. Será la articulación con Nuestra realidad.
Todo el espacio está ocupado por el enemigo, que ha domesticado para su propio uso hasta sus reglas elementales (incluso la geometría). El auténtico urbanismo aparecerá cuando se cree en algunas zonas el vacío de esta ocupación. Lo que nosotros llamamos construcción comienza allí. Puede comprenderse con la ayuda del concepto de "agujero positivo" forjado por la física moderna. Materializar la libertad, es en primer lugar sustraer a un planeta domesticado algunas parcelas de su superficie.”
(Programa elemental de la oficina de urbanismo unitario, Attila Kotanyi y Raoul, 1961)

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