domingo, 16 de enero de 2011

Caracas 2010_Recuento de uno

El año 2010 no fue año decididamente bueno para la ciudad.
La intención de hacer un recuento de lo que fue la ciudad en el 2010 existió desde que abrí el blog unos meses antes de que finalizara. Pero, un acontecimiento sólo vale la pena resaltar.
No sólo la arquitectura estuvo de luto, Caracas se sintió triste también. Su amante, protector y descubridor ya no está más.
“(Esta ciudad) como toda leyenda gótica no necesita de saqueadores (más próximos a un historia de corsarios), necesita de un abad que la sacralice, un arcángel que la resguarde, un cardenal que la ordene, un monje que la limpie, un jardinero que la pode, un carpintero que la barnice, un descubridor que la seduzca, un seductor que la enamore; una pasión que recupere sus heridas y nos la torne pulcra, sagrada, hermosa, transitable, virginal y posible, hecha de arquitectura”.
Ideas breves anteriormente escritas a propósito de la ciudad_William Niño A.

Yo estoy sumamente preocupada, no porque eminencias como Enrique Larrañaga y Henry Vicente, entre millones más, no hayan disfrutado lo suficiente de él. No. Estoy preocupada porque individuos como yo, gente común que aspira terminar la carrera este año o el próximo o en cinco más, no sepa quién fue y qué significó William Niño Araque. Tenemos que hacer que lo sepan, que se apasionen por la ciudad, que les dé ganas de pasear y conseguir cada detalle de ella, que valoren las verdaderas piezas de arquitectura, la tropical, la local, la colectiva y que más allá de eso, valoren lo efímero.

Hacer un recuento de mi tiempo conociendo a William Niño sería una burla, no serían más que dos anécdotas. Nada que pudiera entregar lo que me entregaron dos lecturas separadas; la del Papel Literario de El Nacional (Sáb 08/01/11) y la entrada de Propuestas In_Consultas de Víctor Sánchez días después de su muerte. Puedo compartir lo que constaté con ellas, con vivencias y citas robadas.

Niño sabía manejar su multiplicidad, su mente de coleccionista, sus inquietudes y su instinto. Sabía manejar sus niveles de comunicación, yo siempre pensaba que eran dos personas diferentes, la escrita y la que hablaba. Era el mismo mensaje, pero uno era sublime, trabajado y el otro era aún más relajado pero por encima de todo, no era de arquitecto era de individuo que habitaba la ciudad. Un caraqueño más. Alguien que habla con tu mamá.

Esto es lo que quiero que aprendan. Que en la medida que se crece como habitante se crece como arquitecto y no al revés. Y se es por encima de todo eso: nadie; un individuo más en una ciudad viva que la vive a su vez, como nadie jamás lo hará. No es perderle respeto a la academia, es saber manejar la profesión y la pasión.

William Niño demostraba esto, él pudo hacerlo directamente a algunas generaciones de caraqueños de a pie y de algunos arquitectos. Ahora sería cuestión de nosotros y de la ciudad masticar su significado y ofrecerlo a aquellos que no lo conocieron.

“La ciudad es también el efecto de un deseo y un espacio de proyección de fantasías tan poderosas como la realidad misma. (…) La conclusión es inminente: la ciudad imaginada precede a la real y la impulsa en su construcción”.

Tulio Hernández y Luis Alberto Quevedo_La ciudad desde la cultura















Balcón frente al balcón de Niño. Caracas.


Textos tomados de los artículos de Tulio Hernández y Enrique Larrañaga, respectivamente, en el Papel Literario de el Nacional, salido el Sábado 08 de Enero de 2011.








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